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¿Resiliencia? Es probable que aún no hayas escuchado esta palabra, pero seguramente pronto va a estar muy presente en conversaciones relativas al tema del VIH, Sida, y cualquier afectación/infección en general. Resiliencia no es un nuevo concepto, pero entendido en nuestro contexto se aplica en el marco de las investigaciones de epidemiología social, donde se observó que no todas las personas sometidas a situaciones de riesgo sufrían enfermedades o padecimientos de algún tipo, sino que por el contrario, había quienes superaban la situación y hasta surgían fortalecidos de ella. A este fenómeno se lo denomina en la actualidad Resiliencia.

En otras palabras, la Resiliencia puede entenderse como el fenómeno de adaptación, resistencia y superación de enfermedades, padecimientos y virus por parte de los seres vivos.

No obstante, pese a ser nuevo el uso de esta palabra en este contexto, no es una palabra nueva del todo. El término ya se utilizaba en psicología, donde se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas, cuando un sujeto o grupo (animal o humano) es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por los mismos. Actualmente la resiliencia es considerada como una forma de psicología positiva no encuadrándose dentro de la psicología tradicional.

La resiliencia, en el contexto de la Ecología, se refiere a la capacidad de las comunidades de absorber (en el sentido de soportar) perturbaciones; y en el campo de la ingeniería es la cantidad de energía que almacena un material al deformarse elásticamente debido a una tensión aplicada. Entonces, la resilencia después de todo si puede entenderse superficialmente como la capacidad de 'resistencia' que puede desarrollar un ente con respecto a un agente externo que lo afecta directamente.

¿Cuál es la Historia?


El trabajo que dio origen a este nuevo concepto fue el de los investigadores E. E. Werner y R. Smith, quienes estudiaron la influencia de los factores de riesgo, los que se presentan cuando los procesos del modo de vida, de trabajo, de la vida de consumo cotidiano, de relaciones políticas, culturales y ecológicas, se caracterizan por una profunda inequidad y discriminación social, inequidad de género e inequidad etnocultural que generan formas de remuneración injustas con su consecuencia: la pobreza, una vida plagada de estresores, sobrecargas físicas, exposición a peligros - más que “factores de riesgo”, deberíamos considerarlos "procesos destructivos", que caracterizan a determinados modos de funcionamiento social o de grupos humanos.´-

Werner siguió durante más de treinta años, hasta su vida adulta, a más de 500 niños nacidos en medio de la pobreza en la isla de Kauai (Hawai). Todos pasaron penurias, pero una tercera parte sufrió además experiencias de estrés y/o fue criado por familias disfuncionales por peleas, divorcio con ausencia del padre, alcoholismo o enfermedades mentales. Muchos presentaron patologías físicas, psicológicas y sociales, como desde el punto de vista de los factores de riesgo se esperaba. Pero ocurrió que muchos lograron un desarrollo sano y positivo: estos sujetos fueron definidos como resilientes.

Como siempre que hay un cambio científico importante, se formuló una nueva pregunta que funda un nuevo paradigma: ¿Por qué no se enferman los que no se enferman?

Primero se pensó en cuestiones genéticas -“niños invulnerables” o "inmunes" se los llamó -, pero la misma investigadora miró en la dirección adecuada. Se anotó que todos los sujetos que resultaron resilientes tenían, por lo menos, una persona (familiar o no) que los aceptó en forma incondicional, independientemente de su temperamento, su aspecto físico o su inteligencia. Necesitaban contar con alguien y, al mismo tiempo, sentir que sus esfuerzos, su competencia y su autovaloración eran reconocidas y fomentadas, y lo tuvieron. Eso hizo la diferencia. Werner dice que todos los estudios realizados en el mundo acerca de los niños desgraciados, comprobaron que la influencia más positiva para ellos es una relación cariñosa y estrecha con un adulto significativo. O sea que la aparición o no de esta capacidad en los sujetos depende de la interacción de la persona y su entorno humano.

Para conocer un poco más de lo que se ha dicho sobre este termino, podemos citar algunas frases que se han generado al respecto:

La resiliencia es un proceso dinámico que tiene por resultado la adaptación positiva en contextos de gran adversidad.
Luthar (2000)

Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva.
ICCB, Institute on Child Resilience and Family (1994)

El arte de vencer las adversidades con los pies en la madre tierra.
Jorge Montoya Avecías (2006)

Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformados por ellas.
Grotberg (1995)


Entendiendo todo este concepto, y el marco en el que podemos aplicarlo, podría ser el momento adecuado de conocer ¿Cómo fomentar la Resilencia? ¿Existen pasos que ayuden? ¿Cómo podemos vincularnos en un proceso de apoyo? Para responder algunas de estas preguntas, podemos entrar aquí y ¡continuar informándonos!



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