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El 22 de Febrero de 2011, Barie Shortell (29 años) fue víctima de un atentado 'anti-gay' - entiéndase por esto acciones motivadas por homofobia, discrimnación y/o violencia que concluya en la vulneración de personas identificadas publicamente con la Homosexualidad -, en la ciudad de Williamsburg, Brooklyn, en Estados Unidos. Un grupo de adolescentes lo golpeó hasta fracturarle los huesos de la cara, la nariz y el globo ocular. Desfigurado, Barie tuvo que ser sometido a una operación de nueve horas y media para reconstruir su rostro. Para ver la fotografía de las lesiones, da click aquí. Los médicos han comparado el impacto recibido por Barie al de un accidente automovilístico. Barie Shortell, como muchos norteamericanos, carece de seguridad social. A fecha de hoy, más de un mes después, la Policía no ha hecho ningún arresto.

¿Cuánto hacemos los heterosexuales y los gays para proteger nuestra civilización de la verdadera perversión y crueldad? ¿Por qué jugamos y por qué aceptamos sumisamente “juegos políticos” que nos desfiguran? La sexualidad es un tema viejo utilizado por la Religión y la Política para manipular a las sociedades. Desde 1973 la Comunidad Científica Internacional confirmó que la homosexualidad no es ningún tipo de enfermedad. El Informe Kinsey (1948) demostró que sólo entre el 5- 10% de la población humana es 100% heterosexual u homosexual, por tanto en Sexualidad humana: lo normal no existirá nunca. Lo “normal” es no luchar contra nuestra naturaleza biológica, lo normal es ser bisexual, en mayor o menor grado.



Lo normal es no tenerle miedo a la sexualidad, lo normal es aceptar que la homosexualidad y la heterosexualidad han existido desde que el hombre existe, la homosexualidad ha sido normal en las primeras culturas occidentales como la Griega y la Romana, la homosexualidad no ha producido nada en contra del aporte cultural humano, sino todo lo contrario. Lo normal es comprender que defender del abuso a un gay es defender la integridad de cada uno de nosotros como seres humanos. Lo justo es que los manipulables adolescentes no sean devorados por fantasmas creados por la vileza del Orden machista de turno (político, religioso, cultural) que pretende manipularlos con la desinformación y el temor. Lo femenino no debe ser denigrante nunca más, como no lo es lo masculino. Basta ya de golpearnos vilmente con la misma piedra aberrante. Liberemos a las generaciones del mundo del odio y el temor. El nuevo siglo ya está aquí, no podemos defraudarnos más.


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